Un espectáculo que fusiona dos manifestaciones artísticas llamadas a entendese: el swing y el hara-kiri. Mientras el primero se destila suavemente en el escenario, el segundo brota espontáneamente entre el público.
Con el estreno absoluto, una vez más, de «Nacido sinfonola» y el oportunisimo apéndice navideño «Siervos del mazapán».
Un espectáculo gacetillero y algo arrevistado de Jaime Ocaña con música en directo e historias del fin del mundo. Con la dosis justa de improvisación para que no se note que es casi totalmente improvisado.
Entra en el lado oscuro de la luz.